viernes, 28 de noviembre de 2008

martes, 25 de noviembre de 2008

Melissa Tristessa


MUÉRETE.


- Muérete.


Y se fue.


Me dejó plantada en mitad de la avenida de la Cultura, con una colilla de cigarrillo entre los labios. Y no hay nada que pueda hacer, ya se fue, la vi tomar un taxi; un Tico morado, acordar el precio con el taxista, dos china esta bien, lléveme rápido por favor.


Seguro fue a su casa. Y cuando digo a su casa no me refiero a su casa, sino a la de él, aquella jodida casa, de la cual la vi salir muchas veces, con el pelo despeinado y abrochando con las justas los botones de su casaca.


- Vámonos.- Decía mientras se peinaba con los dedos, o dejando que yo lo hiciera, ronroneándome después, para que le invite una jarra de vino en el primer bar que se nos cruzara en frente. Eran buenos tiempos. O al menos así parecían, porque después de la primera jarra todo era más fácil. Me cambiaba de silla para estar más cerca de ella y podía abrazarla por la espalda. Alejandra dejaba que jugueteara con ella: para mi era la muñeca que nunca tuve a los cinco años y ella se creía una. La más bella, por supuesto.


-Nos miran.- y sonreía, porque le gustaba ser mirada. Entonces se volteaba despacito y sonreía aún más, para que pueda ver sus colmillos y saber que me besaría, descaradamente, sin sentimiento, solo para llamar la atención o hacer saber que ella era especial, ve tu a saber que es lo que ella quería, concordé con su madre cuando, después de más vino y algo de yerba, abrió la puerta de su cuarto y nos encontró desnudas, inventando un nuevo juego; poseernos.


Ella solo dijo: Te cagaste.Si Alejandra, estás cagada, querida. Y ahora aún más que me dejaste plantada en mitad de la avenida de la cultura, con un pucho de cigarrillo entre los labios. Ahora más aún que preferiste ir a su casa, porque a ellos no les gusta las muñecas, Ale, ellos juegan con carritos o con tiros, ellos no juegan a la Rayuela como nosotras... ellos solo toman a las muñecas para jalarles de los cabellos o cortarles la cabeza. Y yo no estaré ahí para recogerla.

domingo, 23 de noviembre de 2008

dios necesita un nuevo nombre

(Antes de salir a la noche)

Siempre gritan a mis lados,
Pero yo no!
Me ahueva gritar,
Pero no me molesta q griten a mis lados, creo q me calma.

A veces me pregunto dondé esta papá, pero al momento me doy cuenta q sólo es una canción q sale de los audífonos.

Y entonces ya no me importa si lo tengo o lo tuve.

Y no es q camine o flote, sólo estoy sentado.

Pero ahora quiero salir y caminar y flotar, y que me hablen esos q no tienen papá.

Ellos siempre tienen algo q contar.


Espero q hoy también.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

lunes, 17 de noviembre de 2008

R Pisstol En El Corazón De Las Tinieblas

Odio las muestras de pintura. Odio los recitales de poesía. Odio las presentaciones de libros. Hoy para superar estos odios me he nublado y acariciado las neuronas con un par de nembutales. Te inyectan un pedazo de paciencia cada una de estas pastillitas de colores. Así que ahí vamos o mejor ahí estamos en medio de la sala. Hay pinturas por todos lados. Yo de estas cosas no sé pero para entender trato de coger todos los vasos de vino que puedo, sin hacer mucho roche.
¿Qué jodidamente quieren decir los que saben de pintura cuando dicen cosas como simbolismo sinestésico?
Veamos. El primer cuadro se llama Desconfiguración. No se ve nada bien. Una niña colgada de un árbol. Al parecer antes de colgarse se ha cortado las muñecas. En todo caso la sangre se ve demasiado puesta sobre un precioso vestido rosa. En la soga no hay huellas de sangre y el nudo se ve demasiado grueso para estar hecho por unas manos tan pequeñas. Las manos se ven muy finas, eso es lo que digo. Entonces puede ser que ella misma no se haya colgado. El árbol es demasiado bajo y la chica demasiado alta. La perspectiva no funciona. Nota: Cero Cinco.
Sigamos. El segundo cuadro se llama Control. Lo han llamado Control con el mismo tino con que a un buho le pondrían Nerón. Nerón es…, eh, Control es un cuadro terrible. Ahora hay dos niñas ahorcadas. Una en cada costado de un árbol parecido al árbol del primer cuadro. Me parece el mismo árbol, eso es lo que digo. Por lo que se ve las dos niñas están desnudas pero esto no se puede asegurar completamente porque no se les ve la entrepierna. El cuadro empieza o termina justo en el ombligo de la niña de la derecha y un poquito más abajo del ombligo de la niña de la izquierda. El fondo sigue siendo el mismo. Un paisaje tan denso y oscuro que no se puede ver ni adivinar absolutamente nada. La perspectiva esta vez funciona un poquito mejor. O casi nada. Nota: Cero Siete.
Tercero. El cuadro se llama así, Tercero. Ahora hay tres mujeres jóvenes ahorcadas así que pienso que talvez no sea correcto, el nombre que aparece escrito. Por error u omisión ¿no será Terceto? En todo caso ¿qué significa terceto? El árbol se ve desde arriba y al parecer las tres mujeres están girando alrededor. Muertas pero así de contentas. Esta visión me recuerda una vieja canción de la cual sólo me acuerdo el título: Todos Los Ahorcados Mueren Empalmados. Ahora los colores en la penumbra son mucho más bonitos. Felices. Casi como un siniestro tiovivo visto desde arriba.
En este caso la perspectiva no importa. Nota: Once.

Me repito once. Que coincidencia. Once vasos al tercer cuadro. Ahora las pastillas me cogen a mí. La exposición se llama En El Corazón De Las Tinieblas. Ahora al parecer yo estoy haciendo un cuadro. Suprematista. Al menos así es como las cosas se ven cuando las pastillas le toman a uno por asalto.

Cuando despierto estoy sentado en la puerta de la Capilla de San Bernardo. Estoy yo y un poco más allá está también Cecilia junto a un montón de gente que no conozco, pero yo estoy solo. Cecilia es la chica de las pinturas. Cecilia es amiga de Jennifer. Me levanto, me acerco y le digo: Cecilia. Ella me mira y sonríe. Enseguida no sé qué decirle y como no sé qué decirle me callo y no le digo nada más.
No ha pasado ni una hora desde el onceavo vaso. Pero igual yo no sé dónde he estado. O lo que he hecho. O lo que he dicho. Ni siquiera lo que he pensado.
Mala onda, mala onda. Eso es lo que me digo mientras camino. Mis pasos se ponen lentos y pesados como los de un astronauta que utiliza zapatos de plomo para contrarrestar la falta de gravedad procurando mantener el equilibrio.
Me tardo demasiado hasta los Cine Planet. En última función están dando la quinta de Harry Potter en tres salas. Peloteros en solamente una. Gracias a Dios. Y Dios sabe porqué de golpe no tengo ganas de ver al jodido Harry Potter así que apenas aparece su cara en la pantalla me voy haciendo, sin querer, todo el ruido que puedo con la butaca. No hay casi nadie así que nadie protesta ni dice silencio ni dice mierda ni dice nada. Me cambio de sala para ver la jodida Peloteros que jodidas gracias a no sé quién recién empieza. Me la trago entera. Y no es que no quiera contar algunos pasajes aquí, pero lo único cierto y lo único claro es que como a la mitad de la historia me masturbé mirando a no sé quién. Ah sí, Karen Dejo. Después de correrme me quedé dormido. Es lo que recuerdo.
A mí Karen Dejo no es que me guste mucho, es sólo que estaba solo y Karen Dejo estaba en la playa, espléndida y muy peruana ocupando la mitad de la pantalla y yo necesitaba tranquilizarme de algún modo. Fue un polvo ultrarápido, automático. Es la verdad. Después me sentí muy mal. Como se siente un soldado en su primera salida, como obligado, como si me hubiera tirado una puta tras un millón de años sirviendo en un ejército de cobardes.
Cuando prendieron las luces me subí el cierre de la bragueta sin que nadie me viera; me limpié la mano en el cuero de la butaca de a lado y salí.
Fin de las vacaciones.

domingo, 9 de noviembre de 2008

PARDIEZ NEWS

Confirmado, gracias a la benefactora de punkis, emos y libertarios, y ahora de los intelectuales (yaaaaaaaaaa), el recital se realizara en:

Kiskapata 28 San Blas "Las Lobas" ¬¬

Por cierto, por qué le dicen asi?

miércoles, 5 de noviembre de 2008

PARDIEZ NEWS

Recital

Porque nuestro diseñador se fue ver a los muy Jesús and Mary Chain sin haber incluido a algunas personalidades que participaran en el recital, acá dejo sus nombres:

Giani Amar
Braulio Mirano

Luis Ghandi Rojas
Valentina Pérez

Y a los q quierán participar , comuniquense por favor.

El Local se define en estos dias, no se preocupen estamos buscando una cantina suficientemente grande para todos y para el AFTER PARTY!!!!!

martes, 4 de noviembre de 2008

piwi


Willni

Reemplazando vacíos.

El silencio, antes soberano, va quebrándose desde el centro de su obsoleta estructura.

Pesadas líneas de tiempo dirigidas minúsculamente hacia el Abismo.
Contemplado el aburrido desenlace; uno sobre otro, el Sol y yo.

--------------------------------------(
--------------------------------------Y te veo ahí
--------------------------------------dibujando ideas cara a cara
--------------------------------------con la maquina
--------------------------------------)

Para mí sólo agua- dijo.

--------------------------------------¿Piensas a ver mi transformación?

Claro, me muero de ganas- en plan sarcasmo.

Y de ahí el intervalo se prolongó toda la tarde del 15.


--------------------------------------Al terminarse todas mis monedas
--------------------------------------ella miraba el tráfico
--------------------------------------como se puede mirar
--------------------------------------el rojo torrente
--------------------------------------de una herida que no deja de manar.

Al arrojar todas mis monedas
--------------------------------------supervisé su postura
--------------------------------------y la encontré ofensiva
--------------------------------------y mi composición de azúcar pútrido
--------------------------------------me llevó a alejarme de la mesa
--------------------------------------y a ser traficado por mis propios pies.

Y ella no hizo nada

--------------------------------------todo lo que hizo fue mirar.



PARDIEZ NEWS


lunes, 3 de noviembre de 2008

Juan de los Pensamientos

El Cielo es una Palabra Azul

El hombre como de costumbre abre los ojos despacio. Es temprano aún, pero no está en su cama. Es duro, duele. Trata de levantarse, es inútil. Reconoce el cielo, es el mismo, en cualquier lugar, el cielo es el mismo. Se oye un rumor de aguas. Abajo hay un río. Otra vez duele. Es inhóspito. Trata de ver con los dedos. Toca el piso, tantea cada centímetro que alcanza. Adoquines, se dice. Suenan las aguas infinitas. Un coche pasa. Sigue de frente y coloca una velocidad más baja. Seguramente es muy temprano, las calles cercanas al río siempre son muy transitadas. Es temprano, pero exactamente… no, no lleva reloj. Revisa por segunda vez su muñeca derecha. Lo ha perdido. El sol no aparece aun. ¿Donde diablos estoy?, se pregunta. No logra levantarse tampoco ahora. El cielo inmutable parece un castigo. Una ráfaga de luz amarilla aparece de pronto desde un costado. Otro automóvil. Baja una marcha antes de desaparecer con su luz y su motor ligero. Adelante definitivamente hay un bache o sólo tal vez una esquina, piensa.

El hombre trata de levantarse por tercera vez, éste intento resulta funesto. Le duelen como nunca le hubieron dolido muchos huesos. Es una sensación horrible. Recuerda unas patadas bestiales. Se toca el vientre. El dolor ahora es superior al que sintió hace poco. Siente ganas de vomitar y vomita. Apenas puede voltear el rostro. El vómito es marrón, indicios de ron y gaseosa oscura. Trata de recordar más. El oído derecho pierde potencia. Pasa otro coche y solo es capaz de sentirlo con el oído izquierdo. Su cuerpo al parecer empieza a desarmarse, como si estuviese construido de legos color carne. El oído izquierdo se agudiza, escucha al auto bajar una velocidad antes de toparse con el obstáculo de más adelante. Cierra los ojos y despierta. Está en el mismo lugar, en realidad ha despertado hace mucho. Solo quería creer que era una pesadilla. Despierta, despierta, despierta. Solo puede mover las manos y antebrazos. Intenta con las piernas. Puede mover el pie derecho. Siente que lo está moviendo, no es capaz de levantar el cuello y verificar que lo mueve. Definitivamente no puede mover el otro pie, no siente siquiera que se mueva en su imaginación. Mueve el pie derecho al ritmo de Strauss. El cielo muta entre azules distintos, infinitos. Recuerda haber vomitado. Tiene dudas. Se convence. Si, vomitó hace poco. Nunca logró observar el color de lo que arrojaron sus entrañas. Pero supuso que era oscuro, marrón. En realidad el olor lo indujo a ésa alternativa que acabo creyendo. El olor del ron con cola oscura está grabado en la zona VIP de su cerebro. Papá era alcohólico y acababa de morir. Es cierto, se dice. Trata de recordar más. No puede. El cielo es una palabra azul. Tiene que ser así. Hay pocas nubes. El rumor del río continúa infatigable. No acrecienta ni disminuye su marcha, es como alguien conduciendo sobre una autopista tan larga como aburrida. Aparecen dos pájaros, pasaron sobre su cabeza. Trató de seguirlos, los ojos son lentos. La mano es más rápida que la vista, dicen los timadores. Eran tortolitas, se dice, ellas siempre vuelan juntas y tristes. Tristes y juntas.

El hombre como de costumbre intenta respirar. Pero ésta vez es diferente. Los pulmones nunca habían sonado de tal manera. Hace algunos instantes sintió algo húmedo, viscoso, justo debajo de él. Se desmayó entonces y al despertar quiso creer que era chocolate. Le duele todo. No puede levantarse. Le encanta el chocolate. Respira dificultosamente. Quizás esté empapado en su propia sangre, que ahora es viscosa. Quizás. No tiene la certeza de que sea sangre, lo supone. Tampoco tiene la certeza de estar tirado sobre una calle de adoquines, lo supone. Tampoco tiene la certeza de estar muriendo, lo supone.

De lo que sí está seguro: Hay un río más abajo, el cielo es azul y las nubes se mueven más rápido de lo que siempre imaginó. También está la posibilidad de haberse quedado sordo del oído derecho, si tuviera que apostar, apostaría que está lleno de vomito, de ron con cola oscura.

El hombre como de costumbre recuerda que es un hombre malo. Recorre con la mano derecha el pecho. Descubre un agujerito que rebalsa chocolate. Mentira. El río acelera de pronto, es época de lluvias, es normal que ahora aumente una o dos marchas a su ritmo habitual. Un coche más pasa, baja un cambio y desaparece. El oído izquierdo se ha fortalecido, como si hubiese atrapado tiranamente toda la energía que al otro oído le pertenece. Tararea el Danubio Azul, el vals de los valses. Recuerda la boda de su hermana. Recuerda a su padre aparecer borracho y echarlo a perder todo, justo cuando bailaban el Danubio Azul. Recuerda comprar el veneno, en una agropecuaria. Los ambulantes siempre estafan. Recuerda verterlo en la botella descartable de dos litros, llena de cañazo. Recuerda el entierro de papá y unos cuantos vecinos. En los entierros también debería sonar Strauss se dice.

Recuerda la noche anterior. El sol de pronto se apaga. No, son solo las seis de la mañana. Los postes niegan su luz siempre a esa hora. Recuerda el ron con cola oscura despachado en una bolsa negra, premonitoria. Una confesión que no tuvo que ser confesada. Se me escapó, se dice. Aparece un hombre, ebrio y llorando dice. “Tu mataste a mi viejo”.

La tregua acaba, las patadas se suceden una a una. Continuan. El cielo es una palabra azul, como el Danubio ése.