lunes, 9 de febrero de 2009

Willni


Resaca Dominical

Desperté para vomitar

al cadáver de la noche anterior

y aún escuchaba tus gritos:

................................................“¡Lárgate!”.


Sentí tu olor corriente,

vi tu rostro batracio,

tu bozo,

los granos,

quise responderte:

Vomité, de nuevo.

Y no eras más que manchas de bilis

en mi alma oscura y adolorida.

Me senté y reí.

..................¡Qué divertido!

Mi sangre estaba vestida de arena

y mi boca madera hacía su carne.


Busqué agua potable sobrepoblada de microbios;

pero tú ya no estabas en las burbujas

ni bajo la palmera de la sed de trago barato.

Tú eras el ciclón,

el ¡Lárgate! zumbante en mi pecho.

Mi disfraz de escupitajo.


¿Cuántas veces pasó lo mismo?

Muchas veces devolvimos las palabras

que nos dijimos a los ojos.

Para luego recogerlas y volverlas a comer

con el pan de la pasión.

Y ayer, u hoy, hace unas horas;

nadie encadenó a su respectiva víbora.

Ni succionó el veneno del otro.

Sólo me mordiste,

escupiste, vomitaste

y excrementaste

cuando más quería tu pequeña cabeza entre mis manos.

................................¡Qué divertido!

Que empiecen los latigazos,

las promesas de borracho,

las verdades ocultas tras la confianza.

...........................¡Qué interesante!

Ahora estás acá, a mi lado, embarrada en mi bilis

aunque tu rollizo cuerpo inverne lejos de mis pupilas.

Besarte y morderte no es suficiente.

.............................¡Qué fantástico!

.....Mi cama no responde, está muerta.

..Mi alma no responde, está tuerta.

Mi cuerpo no responde, tengo que procesar todo el veneno.

.............................“¡Lárgate!”

Me iré lejos

y seré como ese francés diciendo:

“Tú vienes porque quieres”,

aunque el problema sea que yo sí quiero que vengas.

Después de todo, tus garras levantadas,

tus palabras afiladas,

tus infidelidades en “venganza”,

son el condimento fundamental

para odiarte con ganas,

con todo mi amor.

Y si fueron ciertos tus gritos

y sólo quisiste vengarte por enamorarme de un puñal

entonces véngate, no me arrepiento,

y acaba de una vez con esto.

Nadie tiene el alma ni el hígado necesario

para esperar que decidas algo por ti sola.

.........................¡Qué divertido!

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