Capítulo Tres
La resonancia superflua de Käo se hace inconmensurable.
Y detona.
El amor es sólo semántica inocua. Dice.
Casi como morderse las uñas sin pretender que sea onicofagia.
-Cuando nunca dejo de serlo-.
Inerte.
Acaso no hay nada de lo que no sea culpable? -Se agota.
Además de cometer. Además del crimen de no ser mía.
Y ser el axis de la espina dorsal de la tristeza.
La mesura es crespa. Hasta enredar.
Infinita.
E ineludible.
Hasta tronar.
martes, 12 de agosto de 2008
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