Nada en esa maquina de 300 metros hacia algún ruido, el ruido provenía de otra parte, de todo lo que hacia caer, pero no era una demolición desordenada, avanzaba calle abajo del viejo barrio del sector 7, lo que para mi solo era un actual hogar en alguna infinidad del espacio-tiempo para ellos era basura que no dejaba ver el horizonte del mañana, que total era mi hoy.
Había ido a salvar mi cuerpo metálico, por una infinidad existencial, si se destruía, destruía mi futuro, la infinidad existencial casi siempre es lo mismo, el seguir. Vi a mi padre que dirigía la demolición a 2 km del sector, todo resplandeciente, imponente, una caja robusta de 50 metros cuadrados.
Mi cuerpo metálico de rasgos aun humanoides aunque con atisbos a artrópodo, contrae la energía residual de la demolición, el trabajo de más riesgo. Desde el principio veo que fue un viaje sin sentido no veo la forma de comunicar a mi futuro que esa maquina silenciosa de 300 metros hará que le aplaste un edificio completo comprometiendo nuestro futuro.
Veo caer todo la pared sobre él y sobre mi, y en lo último de aliento de vida que me queda veo entre las ruinas que él es rescatado, a ellos no les importa un cuerpo orgánico, es más quitaron los archivos de esa antigüedad.
Así por tratar de salvar mi infinitud, selle mi finita existencia en un lugar llamado sector 7 donde mi padre era un Cubo de 50 metros cuadrados.
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