REGGAE
Haría cualquier cosa por matar el descaro de ese imbécil, pensaba. Cualquier imbécil.
Y esnifaba la opípara gracia del polvo centelleante, hasta arrimar mi hemisferio cerebral derecho a la mejor de las perspectivas, y dejar a mi sangre desaborida manchar el cielo.
(Estoy tan drogada).
La música me espanta hacia unas borrachitas estrepitosas, con esas hermosas tembladeras que sólo el alcohol deja. Me da asco. Voy hacia el baño y pierdo la mente al intentar mirarme en todos esos espejos, me conmoví, de la hedónica ardiente mirada que traía en vez de escopetas y como en el peor de los casos, sonreí, recordando que eso, sólo era un espejo.
Y eso sonando, un bendito reggae entumecido a mi cuerpo.
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