lunes, 11 de febrero de 2008

araniela




XX/XII/26 (colaboración del extranjero)

Mil insectos swarming en mi mente distraída-adormecida, tratan de enseñarme lo que ayer quise recordar hasta hoy, sin lograrlo. Solemos tratar de decirnos las cosas tan sutilmente, el horario se detiene en los momentos exactos cuando prefiero que embebido en químicos mi cerebro deje ir pequeños recuerdos y detalles que no le apetece al corazón digerir.
En este espacio abisal, oculto está el roce de nuestras manos por debajo de las barras con todas sus hormigas que me aceleran los ritmos, que atacan al vértigo del estómago. Me trago hasta el abismo a los nudos de palabras que obstruyen mi garganta, las palabras llenas de hormigas tienen planeado destruir mis mucosas, hay días en que sólo las puedo ayudar bebiendo sin sed.
Inevitable luego, que del abismo rebasen estos incomprensibles insectos que te fueron a ver con sonrisas en las mandíbulas. Quiero delatar a las líneas inconstantes de tus sentimientos como dedos, como uñas, delatarlas a mi misma mirarlas a oscuras frente al espejo declarárselo al vacío entre las costillas y gritar al abismo algo que no escribiré siquiera…
Quiero que me mires ahogado en mis ojos, como fue que implantaste todas mis escolopendras por debajo de mi piel y puedo seguir sintiéndonos, mis manos se cansan de necesitarte, never-ending sobrecogimiento de cada célula en ese pequeño lugar.

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