Atomilegal
Orino un líquido azul, estoy acostumbrado a las variaciones, pero es la primera vez que produzco este color, hasta el catéter se tiñe de él cuando termino. Dicen que me lo implantaron cuando era un recién nacido, pero para mí es parte de mi cuerpo, por lo menos la carnosidad llega a taparlo hasta la mitad, a otros ni si quiera les llega a eso, pero a otros, raros casos, la carnosidad llega a tapar todo el catéter, ellos andan orgullosos mostrándolo con el torso desnudo.
Dejo de divagar cuando oigo una explosión, ¿dónde es?, ¿dónde es?, y a lo lejos el resplandor y la figura dela comida diaria, corro para trepar el edificio, desgastado, de ladrillos y cemento, y ya lo imaginaran, se ve hermoso…
De cientos de ventanas sale la gente para ver con igual extasiada mirada.
De otro techo Ne me saluda: ¡Hey!... ¡¿cuántos kilómetros?!. Y de otro Ar contesta: ¡50, por lo menos!. Naaaaaaaaa, grita Xe: !100!. Yo no sé, sólo grito: ¡esperemos el ventarrón!
Los de las ventanas ya volvieron a sus labores diarias, o sea, a casi nada o a planes insulsos para conseguir su propia bomba.
Y vino, cálido pero con baja radiación, todos estaban de acuerdo: 80 kilómetros.
Nos reunimos y volvemos a las mismas cavilaciones de conseguir nuestra propia bomba. El cultivo de hongos es insulso porque todos los encuentran en cualquier parte, ya no es como antes. Otra cosa es tratarlos pero Ne hasta ahora no encuentra la formula adecuada con los residuos que vendemos a las fabricas.
Ne es mi mejor amigo aunque algunos dicen que es más hembra que macho, y ¿cómo se darían cuenta de eso?, bah, a la gente le hace falta radiación. Pero nadie niega que es el más inteligente de nuestro grupo.
Y cuando llego el mercader al pueblo dio la solución a nuestros desvaríos adolescentes, sólo era robar, tan fácil. De él, como a todos de su especie, confiaban todos, así que llevo hongos tóxicos de regalo a los del grupo de Ra y estos los comieron sin dejar vigía, fue fácil, les sacamos 10 litros de “procesado” que habían reunido en años y juntando con nuestros 20, era suficiente para una pequeña bomba.
El mercader no se hizo problemas de permisos, y nos fuimos por el desierto con nuestro pequeño cargamento.
Instalada la bomba a sólo 2 kilómetros, nos acomodamos en un pueblo desierto, alistamos las capsulas receptoras sabiendo que esto era insulso porque ninguna comunidad hembra-recolectora estaba avisada ya que esta era una explosión atomilegal… y detonamos…
Era, era, era… y nos cubrimos y por fin supe para que estaba eso entre mis piernas…
Sólo espero sobrevivir para otra…
miércoles, 13 de febrero de 2008
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