miércoles, 11 de julio de 2007

LENA


MIASMAS


El percance se come las uñas,
se pone nervioso,
nos mira con asco de nada, ebrio,
con los huesos contados,
para contagiarme su espanto, lento
-pero sin alejarme nunca-

y siempre supe que las moscas eran hadas,
y los “siempre” ya están con hipo,
les da calambre en tu cacofonía,
les da hormigueo, les da mal de ojo
y giran absurdos en tu ombligo,
desvariados saltan a mi mierda
me patean los pezones,
y siempre fuiste tú todo el tiempo
queriendo castigarme
gritándole a mi pánico ,- puta!-

Creías en mi mengua tejiéndote una trampa,
y te infiltraste entre mis dedos queriendo ser lunar,
y ahora me acusas de ser cruel

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