lunes, 8 de octubre de 2007

jachaj


inundacion II


Y así como así dejo de salir agua, pero para ese momento la ciudad estaba deshabitada, bueno, yo quedaba en ella y otras alimañas.


En fin, todo estaba más tranquilo, las cosas se pudren mas rápido, pero me acostumbre bien a los enlatados y a ese silencio acuático y la neblina constante; la compañía iba llegar pero por ahora disfrutaba y no sufría este momento, lo tome como un retiro voluntario, una reconciliación conmigo y con lo que no tenia.


Me instale en el último piso del edificio más alto de la ciudad, no muy alto por cierto. Paso el mayor tiempo del día en la azotea desnudo por el calor denso disfrutando de las gaseosas que reúno cada cierto tiempo en mis incursiones submarinas y cuando se despeja disfruto de ver a lo lejos pequeñas siluetas que supongo contemplan la ciudad perdida, a veces creo que utilizan binoculares, pero de eso no especulo mucho, no me importa.


Las primeras semanas fueron horrendas por el constante pasar de helicópteros, por el ruido y el esconderse para no ser evacuado, pero de eso ya paso algo de tiempo, la relativa tranquilidad va a convertirse en absoluta sino fuera por los colapsos de algunas construcciones pero esto también es parte de la rutina, sino habrían estas me sentiría un poco ofuscado, ya saben… cada uno crea su sistema y después se queja de él…

Pero la rutina atrajo a otra, el pillaje. Después que termino las operaciones de rescate no paso mucho para que, en balsas inflables, comenzaran a robar, eso no quiere decir que yo no robo…, pero pronto desistieron, los víveres no les producía mucha atracción, el dinero fue lo primero salvado, no es necesario decir antes que las personas, pero lo digo…, los aparatos estaban previsiblemente dañados, fundidos, etc. Supongo que hay mucho más que sacar de una ciudad siniestrada pero en este momento no se me ocurre nada…


Tiempo después me entere que ellos fueron los primeros que iniciaron el rumor sobre el tipo que vivía en la ciudad inundada, o sea yo, no era necesario aclararlo pero…


Y en una de esas mañanas despejadas aparecieron.


Desperté a gritos por una pesadilla, soñé que una multitud de personas me comían…, subí a la azotea y los vi, llegaban al edificio, el muchacho remaba mientras la joven me observaba con sus prismáticos…

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