lunes, 29 de octubre de 2007

yachaj


TERREMOTO

Antes me gustaba mirarme al espejo y pensar…, mentira, no pensaba en nada, sólo me miraba, miraba esa existencia q la consideraba extraña, alejada, casi como que no me pertenecía, solo cuando me distanciaba… y bueno, deje de tener espejos, me ayudaba a no recordar mi rostro y me ayudaba a no pensar… mentira… sobre mi existencia.

Lo extraño de esto en el momento de mi máxima popularidad, antes del terremoto, no me había dado cuenta que todo estaba lleno de espejos a mi alrededor, las personas eran mis espejos, me reflejaba en ellos.

Me había vuelto en servil y ellos serviles, santos satisfaciéndose con necesidades espirituales, buscando lo que no encontramos en una ciudad inundada.

Entonces ese vuelco de santidad y exceso sólo era el aviso de lo que vendría: el abandono.

Los sobrevivientes abandonaron la ciudad, necesitaban la desaparición para que la búsqueda sea completa, pero al no encontrarla la buscarían en otras partes. Algunos siguieron al joven arquitecto, que había asumido su papel, ¿de qué?, alguien sabrá… después escuche que se había convertido en peregrino sin lugar santo al cual llegar, la Tierra era de por si, creo que se había dado cuenta de ese pequeño detalle…

No tengo porque irme, estoy tan igual como cuando comenzó la inundación, no tengo nada que llevar de esta ciudad en ruinas…

No todos se fueron, pero los que nos quedamos con el tiempo nos alejamos y el tiempo hizo de nuestras eremitas alejadas… después… después estuve solo de nuevo.

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